El Camino Agroecológico – Cuarta entrega

Conociendo a Donato Sanches

Seguimos recorriendo caminos agroecológicos. Esta vez, viajamos hacia El Carrizal para encontrarnos con Donato Sanches, productor con una larga historia en la zona. Nos recibió con su hijo y compañero de trabajo, Kevin, que transita el último año de la carrera de Técnico en Agricultura. Entre saberes familiares y formación técnica, llevan adelante un sistema de producción que se adapta a los ritmos del lugar y a los desafíos de cada temporada.

La charla comenzó rápido, casi al ritmo del mate compartido: “Está todo muy parado”, comentaron sobre las ventas en este invierno. Pero como ya aprendimos en visitas anteriores, el trabajo en el campo sigue su curso, aún en tiempos fríos y lentos.

Donato nos propuso conocer los cultivos de invierno que están a unos dos kilómetros de su casa. Dos parcelas de repollo blanco y morado, con hojas quemadas por las heladas, pero firmes por dentro. En una tercera, quedaban los restos de una cosecha de acelga. El suelo, arenoso y ligero, se riega por surco.

Como en Anthesis, donde cada rincón tiene una razón de ser, acá también la historia está escrita en la tierra. Donato, que llegó desde Jujuy hace más de 20 años, conoce cada parcela, cada vecino, cada silencio. Nos contó que esa misma tierra que hoy cultiva fue parte, años atrás, de un campo de ocho hectáreas, regado con bomba. Cuando la bomba se rompió, el dueño no pudo repararla y el terreno quedó abandonado. Hoy, Donato y Kevin lo vuelven a poner en producción, a su ritmo, con lo que hay.

Volvimos a la finca familiar, donde pastaban sueltos caballos y vacas. No eran suyos, sino del vecino. Pero hay un acuerdo: a cambio del pastoreo, Donato recibe la bosta para abonar la tierra. En ese terreno se preparan para los cultivos de verano: cebolla, zanahoria, verdeo, hojas como albahaca, y están dispuestos a probar lo que haga falta, según la demanda y el aprendizaje del año. Allí piensan implementar riego por goteo, cuidando el agua y mejorando la eficiencia.

Antes de irnos, Donato compartió una de esas técnicas simples y efectivas que nacen de la observación: riega antes de sembrar, para que germinen los yuyos primero. Luego, los elimina y deja el terreno limpio para sus cultivos.

En este cuarto encuentro, volvemos a confirmar que la agroecología no es una receta, sino un diálogo continuo con la tierra, con las personas, con la historia del lugar. Donato y Kevin son parte de esa red viva que seguimos recorriendo, aprendiendo desde la práctica, con los pies en el suelo y la mirada puesta en lo posible.

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